El reciente acuerdo alcanzado entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que pospone por 90 días la aplicación de nuevos aranceles a productos nacionales, genera tanto alivio como incertidumbre en el sector de la construcción.
De acuerdo con la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), si estas medidas finalmente se concretan, el impacto podría reflejarse directamente en los costos de edificación y, particularmente, en el precio de la vivienda en México, con un incremento estimado de hasta 4%.
Dependencia de materiales estratégicos
Luis Méndez Jaled, presidente nacional de la CMIC, explicó que la industria constructora es altamente dependiente de insumos sujetos a dichos aranceles:
– 70% del acero
– 50% del aluminio
– 30% del cobre.
Estos materiales son determinantes en la construcción de vivienda e infraestructura, por lo que un ajuste arancelario podría incrementar hasta en 5-6% los costos de edificación, en 4% el precio de las viviendas, y en 10% los proyectos de infraestructura.
Una pausa en proyectos y en la inversión
Aunque de momento no hay una afectación directa, la incertidumbre ya está generando efectos colaterales. Muchos desarrolladores han decidido frenar o pausar proyectos ante la falta de claridad sobre los precios futuros.
El propio Méndez Jaled señaló que el valor de la producción de las empresas constructoras cayó un 16%, tras arrastrar previamente descensos de entre el 14% y 24% en los últimos meses, lo que evidencia un panorama complicado para el sector.
Oportunidad para el consumo interno
Pese a los retos, el líder de la CMIC resaltó que este plazo de 90 días es una ventana de oportunidad para fortalecer la industria nacional.
“Vienen 90 días donde hay que voltear a ver lo hecho en México, hay que comprar lo hecho en México. Y nosotros como industriales, con las más de 16 mil empresas que están en nuestro padrón, estamos con toda la disponibilidad de trabajar”, puntualizó.
El reto será impulsar cadenas de suministro más resilientes, diversificar el origen de insumos y aprovechar la coyuntura para que la construcción mexicana refuerce su competitividad sin depender en exceso de factores externos.
Impacto específico en vivienda
Sobre el incremento de precios en vivienda, Méndez Jaled advirtió que dar una cifra exacta resulta complejo, ya que intervienen múltiples factores como la ubicación, el tipo de suelo, el costo del cemento, y no solo los metales.
Aun así, la proyección general apunta a un posible aumento del 4% en el costo de la vivienda en México, una cifra que podría cambiar la dinámica de compra y accesibilidad para miles de familias.
El papel de las soluciones financieras
En un contexto de incertidumbre y volatilidad, la liquidez es uno de los principales desafíos para las empresas constructoras. Ante posibles incrementos en los costos de materiales y retrasos en proyectos, acceder a financiamiento puede ser una diferencia clave para mantener la operación y seguir creciendo.
En este sentido, empresas como GFL ofrecen soluciones financieras especializadas para la industria de la construcción, mediante créditos simples y esquemas de leasing para maquinaria y equipo. Estas alternativas permiten a las constructoras evitar la descapitalización inmediata, asegurar la continuidad de sus proyectos y estar mejor preparadas para aprovechar las oportunidades que surgen en el mercado.
La coyuntura actual no solo plantea retos, sino también la necesidad de replantear las estrategias de inversión y financiamiento en la construcción. La resiliencia dependerá no solo de la capacidad de adaptación del sector, sino también de contar con aliados financieros estratégicos que impulsen su crecimiento sostenido.



