
El reciente anuncio de un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio en México ha generado preocupación en el sector de la construcción, que depende en un 60% de materiales importados (CANACERO, 2024). Según la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), esta medida podría incrementar los costos de obra hasta en un 8-12% en proyectos de infraestructura y vivienda.
Efectos inmediatos en la cadena de suministro
– Aumento en precios de materiales: El acero, que ya registraba una inflación del 12% interanual (INEGI, febrero 2024), podría encarecerse adicionalmente entre un 15-20% en los próximos trimestres.
– Retrasos en proyectos: El 35% de las constructoras reportan dificultades para garantizar volúmenes estables de suministro (CMIC, marzo 2024).
Oportunidades para la industria local
Aunque el escenario es complejo, existen áreas de oportunidad:
– Mayor integración de proveedores nacionales:
-México produce 18 millones de toneladas anuales de acero (CANACERO, 2023), cubriendo el 70% de la demanda doméstica.
– Inversiones como la ampliación de Ternium en Nuevo León aumentarán la capacidad nacional en 2.1 millones de toneladas para 2025.
Innovación en materiales alternativos:
– Uso de concreto reforzado con fibras (reduce dependencia del acero en un 30% en estructuras no críticas).
– Adopción de sistemas constructivos industrializados, con ahorros de hasta 15% en tiempo y costos (IMT, 2023).
Recomendaciones estratégicas para mitigar impactos
– Revisión de contratos: Incluir cláusulas de ajuste por fluctuación de precios en proyectos a mediano plazo.
– Optimización de inventarios: 47% de las empresas constructoras están adoptando modelos de “just-in-case” (vs. “just-in-time”) para evitar desabastos (GII, 2024).
– Financiamiento especializado: Esquemas como créditos para compra anticipada de materiales o leasing de maquinaria permiten mantener flujos de caja.
El reto: Convertir una medida proteccionista en una oportunidad para fortalecer la cadena de valor local.